La experiencia de cultivar en profundidad un arte marcial es fuerte y única, no obstante, los momentos, los instantes precisos, son tan particulares como cada individuo. No hay dos personas iguales, aunque es casi seguro que en mayor o menor medida, a todos quienes transitamos la Vía nos unen sensaciones y emociones similares, vividas en cada movimiento, en cada respiración, en cada gota de sudor.
No importan los años que pasen, sigo teniendo el mismo regocijo espiritual en cada práctica, y este, es un disfrute que sólo conocen aquellos artistas marciales compenetrados en carne y alma con su disciplina.
Son estos sentimientos y emociones que exceden a la razón los que inspiraron el siguiente poema, publicado en el libro Pensamientos de un artista marcial:
POEMA DEL ARTISTA MARCIAL
Hombre o mujer de las artes marciales,
enfrentado a tu oponente,
¿acaso nunca imaginaste moverte con la agilidad
de un felino,
la gracia indecible del vuelo del águila o el sigilo de
la serpiente?
¿Pensaste tu cuerpo flexible como el bambú y
resistente como el acero?
¿Te viste generando el poder devastador del agua,
mientras te acomodabas a los movimientos de tu
adversario,
como el natural elemento se amolda al recipiente
que lo contiene?
¿Cómo?…
¿que eres apenas un ser humano?,
¿que la torpeza de tu cuerpo te limita?,
pues entonces, comienza a entrenar y a sentir el
dolor del trabajo,
no basta pensar tu cuerpo como el bambú o el
acero,
tienes que ser bambú y acero,
no es suficiente parecerte al felino, al águila o la
serpiente,
tienes que ser ellos.
No te veas con el poder del agua,
sólo sé agua,
si has experimentado esos sentimientos,
si has sentido el clamor de los músculos doloridos,
si el sudor baña tu frente y empaña tu visión,
si tu cuerpo grita, ¡suficiente! y tu mente, ¡no te
rindas!
Y decides continuar,
vas camino a lograr la sabiduría del dragón,
a elevar la gracia de tu espíritu,
a vaciar de maldad tu corazón,
a estar en armonía con el universo,
y así, quizá, te conviertas en un artista marcial
íntegro, honorable,
habrás, de esta manera, superado lo que otros no
pudieron,
habrás crecido de verdad,
y, trascendiendo eternamente por las huellas de tus
acciones,
tu espíritu enaltecido
hará honor a la memoria de los maestros.