Cuando te vean sentado en el portal de tu hogar y te pregunten qué estás haciendo, simplemente responde, estoy esperando que se cumplan las leyes del cielo y de la tierra y que me develen por fin, lo que para mi ha sido ya dispuesto.
Pero antes de sentarte asegúrate de haber hecho tu mejor esfuerzo, sin descanso, sin prisa y sin pausa.
Debes estar seguro una y otra vez de haber dado lo mejor de ti mismo.
Debes tener la certeza y el convencimiento total sobre tus anhelos y proyectos.
Debes asumir un fracaso tras otro como una prueba de tu entereza y decisión para saber corregir tus propios errores.
Has de seguir adelante pese a todo sorteando un obstáculo tras otro.
Debes mover las piedras de tu camino aunque parezcan montañas.
La determinación es el sello distintivo de aquellos que no claudican ante el fracaso. Insistir en la lucha por nuestros objetivos trascendiendo los errores es un signo de fortaleza y sabiduría porque hasta los más avezados se equivocan y es por ello que continúan aprendiendo.
Si entendemos que el hacer perfecto es una utopía, entonces fracasar y seguir intentando sin arredrarse frente al infortunio es el camino correcto para aquellos con resolución.
Seguir adelante aun después de haber fallado, demuestra fortaleza interior y voluntad de superación porque lo que cuenta no es las veces que hemos caído, sino cuántas nos hemos levantado.
Recién cuando hayas dado todo de ti y un poco más para alcanzar tus metas sin haberlo conseguido, puedes sentarte en el portal de tu hogar con la seguridad de que lo único que te queda es esperar que el destino se manifieste.
No olvides que al fin y al cabo, sólo somos humanos.
Daniel Spinato (de la obra La raíz de la sabiduría).