Por Daniel A. Spinato
Estamos abocados a la búsqueda de personas de cualquier edad que estén interesadas en convertirse en estudiantes de karate o de tai chi chuan enseñado de manera tradicional.
Los interesados deben estar dispuestos a cumplir los siguientes requisitos:
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Abonar una cuota mensual acorde a la instrucción que se va a recibir (no es una promoción).
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Si usted decide aceptar el reto, tiene que entender que no va a asistir a un gimnasio, sino a un dojo tradicional con todo lo que ello implica. Si no lo sabe averigue primero antes de decidir.
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Practicar karate o tai chi chuan de manera tradicional no es hacer un deporte, es algo muy diferente.
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Cumplir los protocolos de etiqueta en cada disciplina.
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Respetar puntualmente los horarios y avisar previamente si no puede asistir a clase.
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No hablar más de lo necesario, no preguntar y no cuestionar sobre los aspectos técnicos de la disciplina.
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Aceptar la incomodidad, el dolor y las propias limitaciones como parte del aprendizaje.
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Aceptar sin cuestionar que se trata de una relación asimétrica. El estudiante aprende el maestro enseña.
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Aceptar sin cuestionamientos de ninguna índole que el maestro habla y muestra y el estudiante hace sin preguntar.
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Entender y aceptar que el maestro es un ser humano con defectos y virtudes, pero tiene todo el conocimiento del arte que el estudiante no tiene.
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La enseñanza puede estar a cargo de un maestro o de una maestra, y en ambos casos, el estudiante debe respetarlos por igual.
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Si usted no está dispuesto a cumplir con alguno de estos puntos no pierda su tiempo y su dinero y no se lo haga perder al maestro; probablemente usted no tenga condiciones para ser un artista marcial.
Las palabras precedentes tienen como finalidad reflexionar un poco sobre la enseñanza de artes marciales, y permítanme que me circunscriba al karate y al tai chi chuan, que son las disciplinas que conozco.
Con el paso del tiempo, intercambios culturales, adelantos tecnológicos, nuevos hábitos y costumbres, han ido promoviendo cambios en el ritmo de vida de las sociedades en casi todo el mundo. Así las cosas, las formas de encarar las actividades muchas veces se contraponen al ritmo natural que se requiere para el aprendizaje de un arte marcial no orientado a la competición deportiva.
Hoy en día todo se vive más rápido, más instantáneo, perdiendo de vista una perspectiva fundamental en todo tipo de aprendizaje, “el acceso al conocimiento no tiene atajos”.
Es por tales motivos que las escuelas que persisten en la transmisión de conocimientos a la usanza antigua tienen cada vez menos estudiantes y como consecuencia es cada vez menor la cantidad de dojos donde estas costumbres se conservan, y esto ocurre en todo el mundo aun en China y Japón.
Las competencias deportivas de artes marciales, la gran publicidad de las llamadas MMA, artes marciales mixtas, los combates sin protecciones en una jaula o en un ring, con el soporte de un gran despliegue económico, tienen hoy una gran prevalencia en los jóvenes. Muchos de ellos eligen el exitismo, la imagen y el triunfo rápido como una meta que exacerba el ego o les procura (en pocos casos) algún éxito económico.
Así las cosas, practicar karate o tai chi chuan conservando algunas costumbres ancestrales con el solo fin de acrecentar la espiritualidad, mantener un cuerpo sano y una mente activa, al tiempo que se desarrollan los mejores conceptos para la defensa personal, es algo que se ha devaluado para el común de la sociedad.
No obstante, como dice el dicho “el que busca encuentra”, si usted está decidido a iniciar un camino de auto conocimiento, sepa que la enseñanza de artes marciales conservando las mejores tradiciones, es una excelente oportunidad de cambio profundo y duradero.
