Bondadosos los días y frágil la memoria, que me obliga a volcar día tras día el cotidiano peregrinar de mis aventuras y desventuras por este mundo, en un cuaderno que resigna su blanco espacio al transitar suave de mis palabras. Palabras que juegan con la melodía de los misteriosos susurros que emergen de un interior, a veces calmo a veces bullicioso, pero siempre audaz y revelador.