Por Daniel Spinato
Para muchos seguidores del budo 「武道」, “el camino del guerrero”, “las artes marciales”, estos conceptos pueden estar claros, para otros no tanto, pero en definitiva no está de más refrescarlos.
En las artes marciales japonesas, los exponentes del budo buscan por medio del entrenamiento físico y mental, construir su carácter, mejorar su sentido del juicio y convertirse en individuos disciplinados capaces de contribuir a la sociedad.
Por ello, al entrenar, los practicantes deben actuar con respeto y cortesía, adhiriendo a los preceptos fundamentales del arte, resistiendo a la tentación de perseguir meramente las habilidades técnicas en lugar de esforzarse por alcanzar la unidad de la mente, el cuerpo y la técnica.
Para aquellos que gustan de las competencias, si compiten en kumite o ejecutan una kata deben externalizar el espíritu subyacente en el budo. Deben dar lo mejor de sí mismos en todo momento, ganando con modestia, aceptando la derrota con elegancia y mostrando autocontrol permanentemente.
Tener siempre presente que el dojo 「道場」es un lugar especial para entrenar el cuerpo y la mente. Allí han de conservar la disciplina y mostrar apropiadamente cortesía y respeto. El dojo debería mantener un ambiente de silencio, ser limpio y seguro.
Los profesores, instructores, los sensei 「先生」 deben siempre incentivar a los otros a esforzarse por mejorarse a sí mismos y entrenar diligentemente su cuerpo y su mente, al tiempo que continúan profundizando su entendimiento de los principios técnicos del budo. No deberían permitir que se ponga el foco en el hecho de ganar o perder en un torneo, o sólo en la habilidad técnica. Los instructores tienen por sobre todo la responsabilidad de ser un ejemplo de modelo a seguir.
Por último una frase para pensar como un objetivo digno de alcanzar:
気拳体之一致
KI KEN TAI NO ITCHI
Unificación del espíritu, la técnica y el cuerpo.
