Comprensión
Hay personas que han practicado artes marciales durante muchos años, mas nunca llegaron a comprender el verdadero sentido de lo que estaban haciendo.
Hay personas que han practicado artes marciales por muy poco tiempo, y comprendieron que eran más profundas de lo que pensaban.
Visible e invisible
En las artes marciales la graduación cumple con la finalidad de indicar el nivel de evolución y conocimientos de un estudiante.
En mi opinión, suele haber dos clases de graduaciones, una visible, que se acredita mediante un cinturón de color en la cintura, y otra invisible, que es la que realmente le corresponde a la persona que la lleva.
Esta última responde estrictamente al nivel de desarrollo de cuerpo, mente y espíritu. Y aunque curiosamente no se ve, es posible percibirla por las acciones del portador.
En algunos casos estas graduaciones coinciden y en otros, la graduación de la cintura es notoriamente mayor. Eso también se percibe.
Artes marciales y democracia
Las artes marciales no son democráticas. En el seno de una escuela de artes marciales tradicionales no es posible que todos opinen y tampoco tienen que someterse a votación las opiniones del maestro.
Sin embargo, un maestro escucha a todos sus discípulos.
En el mismo sentido, un maestro no se elige por votación. La relación interpersonal dentro de las artes marciales está enmarcada dentro de varios principios fundamentales y uno de ellos es el verticalismo, mediante el cual la autoridad parte del maestro hacia abajo.
Sin embargo, el mejor maestro en una escuela tradicional es aquel que cuenta con el consenso natural de los discípulos y estudiantes más avanzados.
Mas ello no significa que cualquiera que tenga el apoyo de los estudiantes pueda ser un buen maestro. Sobre esto hay que reflexionar detenidamente.
La guía de un maestro está contenida dentro de un marco de sabiduría y respeto genuino cuando es el producto de un proceso natural (preparación, conocimientos, tiempo y evolución), y como tal no puede estar sometida a la variable voluntad de los estudiantes.
Por curioso que parezca, esta conducta basada en la disciplina y el sentido común conlleva en sí misma una enseñanza vital para todo aquel que quiera vivir en un sistema democrático.
Y éste es un pensamiento sobre el que hay que meditar, con prudencia y madurez.