Guerreros

I. ANÁLISIS PRELIMINAR (el siguiente es un texto parcial del Análisis Preliminar)

     
Homo sapiens, según los antropólogos: Es la especie de hombre prehistórico que evolucionó a partir de grupos locales de homo erectus. Homo erectus, a su vez, es el hombre levantado, el hombre que camina, la especie más primitiva del hombre.
Y la ciencia, en su incesante hurguetear por los vericuetos más recónditos de la humanidad, nos provee de interminable cantidad de definiciones que, se supone, nos ayudan a interpretar y comprender algo más acerca de dónde venimos y hacia dónde vamos: nada más y nada menos, que nuestro tránsito por el mundo. En tal sentido, los avances de la ciencia han dejado atrás y en desuso, denominaciones como homo habilis, homo faber u homo ludens, entre otros, sin embargo, es aquí donde propongo incorporar una calificación que en mi opinión encastra a la perfección en el enigmático rompecabezas de la complejidad humana, y esta es la de homo luctátur ‘el hombre luchador’, una definición de rigurosa integralidad, porque el ser humano es genética y ontogenéticamente un luchador que expresa sus necesidades de mil formas diferentes, provenga de donde fuere y haga lo que hiciere, tan sólo porque filosófica y empíricamente la vida es una lucha en la que tomamos parte todos y cada uno de los días. Es un reto que ha de sostenerse en dos frentes simultáneos, el interno y el externo, en uno, contra miedos propios e inseguridades, contra el egotismo y la vanidad, en otro, contra otros hombres (o contra el medio), y son ambas y esta última en particular, una de las características propias de la especie.
La morfopsicología humana es la que determina mayormente el curso de las acciones tanto individuales como colectivas. Somos tónico postural y estético dependientes, mucho más que cerebrales. En otras palabras, mientras tengamos un cuerpo, estamos atados a sus consecuencias; el tono muscular, la actitud erecta, la imagen especular, nos mueven en direcciones habitualmente previsibles al estar sujetos a sensaciones y emociones ligadas a la materia antes que a lo espiritual y cuando casi todo se relaciona con lo físico, las formas de actuar y resolver no encuentran otros caminos. Aún luego de miles de años de evolución, el ser humano usa el cuerpo tantas veces antes que su mente para resolver los conflictos personales tanto como los que involucran intereses grupales, simplemente porque el cuerpo es un instrumento del cual seguimos dependiendo, es a la vez envase y herramienta. Si no tuviéramos un cuerpo  -como escribió Lao Tse- ¿Qué desgracias podrían ocurrirnos?
El hombre de hoy es un animal culto, que se ocupa de su estética corporal quizás como nunca antes en la historia. De todas formas, no puede evitar que el paso de los años venga acompañado (entre otras cosas) de un evidente y marcado aumento de la pilosidad, que para su descontento es un recordatorio de lo cerca que aún estamos de nuestros ancestros primitivos. ¿Hasta qué punto nos volveríamos más peludos si viviésemos 200 años?, ¿cuánto más nos acercaríamos a los ancestros? Científicos estadounidenses y alemanes, por separado, arribaron a similares conclusiones, en cuanto a que el hombre de Neanderthal y el hombre Moderno se separaron hace aproximadamente 516.000 años. Según los estudios, al menos el 99,5 por ciento del genoma del hombre Moderno y del de Neanderthal son idénticos. Preguntémonos en todo caso, por qué motivos aún hoy el homo sapiens suele resolver sus diferencias de igual o peor forma que el más antiguo de sus congéneres de hace 100.000 años.
En realidad las diferencias físicas entre el hombre de Neanderthal y el hombre Moderno son mínimas, pero lo que nos debería avergonzar un poco, es que las conductas agresivas prácticamente no han cambiado y (si consideramos el mayor uso de nuestro cerebro) el hombre Moderno es más dañino y destructivo que su antecesor). Hoy nadie discute que somos el fruto de la evolución (pudiendo describirse los mecanismos que la producen) y la evolución no es otra cosa que un cambio lento que se va produciendo a través de las generaciones por acción de una selección natural. Entonces, si el punto de arranque del proceso de hominización es la bipedestación, y a partir de allí todas las adaptaciones anatomofisiológicas que permanentemente se fueron dando en función de la supervivencia misma, me pregunto: ¿Pasarán miles de años más para que se establezca una clara y definida evolución mental y espiritual en la especie?, ¿es esta lentitud en el crecimiento espiritual, parte de la estrategia de la evolución de la especie?

 

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