Por Daniel Spinato
(…) ¿Qué errante laberinto, qué blancura
ciega de resplandor será mi suerte,
cuando me entregue el fin de esta aventura
la curiosa experiencia de la muerte? (…)
Del poema Los Enigmas (Jorge Luis Borges)
A veces podemos llegar a intuir con cierta anticipación, casi presagiar, algunos sucesos personales de la propia vida, considerando sobre todo, que una de las características del ser humano es la capacidad de actuar en función de un futuro posible, a partir de conductas, hábitos y costumbres propias de seres racionales.
Al mismo tiempo convivimos con misterios cotidianos que ejercen su influencia y así, todo lo que se relaciona con la habitual ansiedad por saber lo que depara el mañana tiene un efecto diferente en cada caso. El espectro va desde los escépticos que niegan todo, hasta los adivino dependientes que se creen todo, y por ello, es inteligente buscar un punto medio. La astrología tiene una poderosa significación en la vida del ser humano desde la remota antigüedad y sus predicciones (cuando provienen de personas idóneas), suelen pintar auténticos cuadros que sorprenden por el nivel de verosimilitud con una realidad actual o próxima, y oportunamente comprobable.
También debe admitirse la existencia de personas dotadas con cierta capacidad de videncia, cuyas revelaciones nos dejan pasmados por su veracidad o por lo cristalino y palmario del mensaje que se recibe. He tenido en tal sentido algunas experiencias que no me han dejado otra alternativa que aceptar que alguien (ajeno a mí y a mi entorno) pudo “ver” hechos de mi vida futura que finalmente ocurrirían tal cual me los dijeron.
Desde luego, uno puede a partir de ello asomarse apenas, a algún aspecto puntual de su porvenir posible, sin que ello suponga la posibilidad de saber con certeza y anticipación cuando y como sucederá el hecho anunciado y por ende lo que el destino le tiene preparado en realidad, pues ello es tan probable como la más fascinante de las entelequias.
Alegrémonos ya que después de todo ¿qué sería la vida sin el misterio de un mañana que desconocemos? El enigma de un porvenir incierto es una de las fuerzas cuya energía más nos hace sentir vivos. Ahora, ocuparse anticipadamente (en, o, por lo que podría pasar) no tiene sentido, pues pronto termina en inútil obsesión que desgasta y no resuelve nada.
Con esto en mente, no está de más considerar que enfrentarnos al desafío de poner lo mejor de cada uno en la tarea del presente, sin saber lo que va a ocurrir ni siquiera en los próximos cinco minutos (y ser conscientes de ello) requiere de mucha fortaleza, y es una de las formas eficaces para medir nuestra integridad y el grado de compromiso y sensatez que tenemos en la vida.
