Por Daniel Spinato
Abrumadora calma de esas lánguidas agujas
que indiferentes giran en su ergástula de metal,
es el tiempo que horada mi cabeza en
cada tic tac que retumba como mil
corceles al galope …desbocados.
Son las horas negras de mis noches
incompletas, de lámparas y ventanas,
de paisajes apenas imaginados.
Manecillas lentas de pereza inconmensurable
apuren su tarea antes que la negrura del
tiempo me atrape y ya no pueda
ver la luz del sol.