Por Daniel A. Spinato
Si eres hombre o mujer de las artes marciales
entonces actúa como tal frente a la vida.
Muévete con la agilidad del felino
para alcanzar tus metas más elevadas,
vuela con la gracia indecible del águila
y tu mente no tendrá límites.
Actúa con el sigilo de la serpiente
y no serás sorprendido
ni aun por los peores avatares del destino.
Imagínate como bambú y acero,
dócil y flexible, resistente y duro
según cada ocasión;
aprende a oponerte pero también a ceder.
Genera en ti el devastador poder del agua,
pero cultiva el arte de ajustarte a cada evento
como el natural elemento se acomoda al recipiente;
no sólo serás fuerte, sino también justo y bondadoso.
Si la torpeza de tu cuerpo te limita,
entonces entrena, sufre, llora.
No basta pensar tu cuerpo como bambú o acero,
bambú y acero has de ser,
no es suficiente parecerte al felino,
al águila o a la serpiente,
en ellos te convertirás.
No te veas con el poder del agua,
solo sé agua.
Si has experimentado esos sentimientos
y el clamor de los músculos doloridos,
si el sudor tu frente moja y empaña tu visión,
si tu cuerpo grita, ¡suficiente! y tu alma, ¡no te rindas!
y decides continuar,
vas camino a lograr del dragón, su sabiduría,
a elevar la gracia de tu espíritu,
a vaciar de maldad tu corazón,
a estar con el Universo en armonía,
y así, quizás, en un artista marcial íntegro
y honorable te convertirás,
habrás superado lo que otros no pudieron,
habrás crecido de verdad,
y trascendiendo eternamente
por las huellas de tus acciones,
tu espíritu enaltecido
a la memoria de los maestros hará honor.