Por Daniel Spinato
No tengo dudas que para hablar sobre las distintas formas en que afrontamos nuestra alimentación cotidiana debemos tener la mente abierta. Es una condición necesaria para poder discernir lo que entendemos es lo mejor para nosotros en forma individual, ya que somos seres únicos e irrepetibles y lo que para algunos funciona para otros puede no hacerlo.
La humanidad es en sí misma un abanico de realidades tan dispares como enriquecedoras, poblada de matices y contextos que hacen muy complicado e inviable emitir juicios dogmáticos que contemplen a todos por igual en un tema tan particular como el de la nutrición.
Es cierto que en términos generales todos los seres humanos tenemos necesidades comunes, como son el bienestar físico y mental, el afecto, el amor, la contención de una familia y la proyección de un futuro posible.
Sin embargo cuando se trata de comer, la mirada es otra. Un vegano ama a los animales y no los daña en ninguna forma en su propio beneficio. Un esquimal depende de los animales para su subsistencia. Una sociedad que vive en zonas frías de montaña o una sociedad que vive en clima cálido todo el año, son ejemplos bien contrapuestos de realidades sociales, geográficas y culturales diametralmente diferentes que requieren de una alimentación distinta.
El tema de la alimentación es tan vasto en sus alcances que abarca aspectos que nos ponen a pensar. Por ejemplo, un niño que en su primera infancia no desea, no quiere, no le gusta o no acepta comer carne, nos invita a reflexionar sobre un hecho incontrastable ya mencionado precedentemente, y es que somos seres individuados, únicos e irrepetibles.
Es por ello, que no podemos esgrimir la espada de la verdad sobre algunos temas, pues debemos entender antes, que es sólo nuestra verdad, atada a nuestra propia realidad y convicciones, y no podemos imponer nuestra verdad sobre otras realidades aunque nos parezca razonable.
Todos tenemos la necesidad, dentro de nuestras posibilidades, de alimentarnos de la mejor manera que nos sea posible. Algunos podrán hacerlo y otros se verán privados. Algunos podrán beber agua fresca y potable y otros sufrirán privaciones de todo tipo.
Este es el mundo en que vivimos con realidades tan dispares como quizás nunca imaginemos, pero es nuestro planeta y habitamos en él. Comer es un elemento vital para nuestra subsistencia, pero siempre debemos recordar que cada ser humano es único.
Por ello, en el terreno de la alimentación, es vano enfrascarse en estériles discusiones sobre cuál es el mejor camino a seguir, simplemente porque lo mejor para cada uno es lo que a cada uno le hace bien en función no sólo de su propio organismo, sino del contexto en el cual se desarrolla su vida.
Si Ud. puede comer inteligentemente, buscando los mejores nutrientes para que su salud se fortalezca y así enfrentar sus días con vitalidad, entonces Ud. es afortunado y debe estar agradecido. Es allí donde la discusión carne si carne no se empequeñece a niveles insostenibles.
