LA NACION ARGENTINA

Por Daniel Spinato

 

 

Es indudable que la República Argentina está atravesando por una situación de crisis recurrente, crónica podríamos decir y para ello sólo basta con repasar un poco la historia, desde la independencia, por un lado, pero sobre todo la historia de los últimos 70 años, para darse cuenta que los males que aquejan al país son fácilmente identificables. Entonces todo parecería indicar que más allá de diagnósticos mediáticos, algunos atinados y muchos poco serios, las reales dimensiones de la enfermedad social que nos abate requieren de medidas que ningún político está dispuesto a tomar, sea por simple cobardía, por especulación o por falta de capacidad.

Para profundizar en el rescate de los auténticos valores que hacen a una nación quiero citar algunos párrafos de José Ingenieros, que en 1956 escribía:

 

“La nación es la patria de la vida civil. Su horizonte es más amplio que el geográfico del terruño, sin coincidir forzosamente con el político, propio del Estado. Supone comunidad de origen, parentesco racial, ensamblamiento histórico, semejanza de costumbres y de creencias, unidad de idioma, sujeción a un mismo gobierno. Nada de ello basta, sin embargo. Es indispensable que los pueblos regidos por las mismas instituciones se sientan unidos por fuerzas morales que nacen de la comunidad en la vida civil.

El patriotismo nacional surge naturalmente de la afinidad entre los miembros de la nación. No lo impone la obediencia a la misma ley, ni el imperio de la misma autoridad, pues hay Estados que no son nacionalidades y naciones que no son Estados.

El sentimiento civil, el civismo, tiene un fondo moral en que se funden anhelos de espíritus y ritmos de corazones. Renán lo definió como temple uniforme para el esfuerzo y homogénea disposición para el sacrificio. Es conjunción de ensueños comunes para emprender grandes cosas y firme decisión de realizarlas. Es convergencia en la aspiración de la justicia, en el deber del trabajo, en la intensidad de la esperanza, en el pudor de la humillación, en el deseo de la gloria. El sentimiento de solidaridad nacional debe tener un hondo significado de justicia”.

 

Quizás estas reflexiones nos lleven a preguntarnos acerca de los erráticos caminos que transita la sociedad argentina y el motivo auténtico que la lleva a no tener un verdadero sentimiento de patriotismo, real, puro, sin máscaras, un patriotismo que nos lleve a poner a la Nación argentina por sobre cualquier tipo de interés mezquino y espurio.

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